domingo, 3 de marzo de 2013

Primera impresión (Dos historias en Una)


ELI

Eli era relativamente normal...Relativamente, porque cada uno puede diferir en lo que es normal y lo que no lo es, pero bueno, cada uno tiene su criterio. A Eli le gustaba dormir, le gustaba descansar, odiaba que la presionaran al igual que los mariscos, le encantaba el color verde, el olor a la bencina y a lavanda. Le temía  a los ratones y tenía dos mascotas, su gata Matarratitas y su perro Bolita, y como todos ella tenía algo que la diferenciaba del resto. Lo que la diferenciaba no era su alegría, ni que fuese tan histérica ( porque de serlo, lo era, y bastante) ni tampoco su extraña risa repentina, sino algo que al menos ella consideraba un don mágico.
 A Eli le gustaba sentarse en cualquier lugar a mirar gente, ya sea cuando iba a comprarle arena a Matarratitas o sacaba a pasear a Bolita, o su mamá la mandaba a hacer quiensabequé. Eso no tiene nada de distinto, menos es un don, dirán ustedes, pero acá va lo distinto. Ella se imaginaba una historia para cada persona que veía, dependiendo de diversos factores pero siempre que veía una persona repetida hilaba las 2 historias de alguna forma en su cabeza. Las mejores siempre pensaba en anotarlas, pero la flojera le ganaba, así que se las contaba a Matarratitas, ya que Bolita era un perro siempre muy ocupado con sus excavaciones en el patio trasero del vecino. Matarratitas la escuchaba atenta y Eli aseguraba que podía distinguir la preferencia de historias de la gata. A todo esto Eli siempre se imaginaba finales felices, quizás por su alegría, quizás porque no le gustaban las historias tristes, nadie jamás podrá saberlo.
 Un día como cualquiera Eli sacó a pasear a Bolita como todos los días. Se sentó en una banca, como todos los días y empezó a mirar gente, como todos los días. Ahí vio a un anciano dándole de comer a las palomas, al que llamó Horacio. La historia de Horacio era simple, alimentaba palomas porque una vez había encontrado una con una alita rota, se encariño tanto con ella que la cuidó hasta que sanó, y para que no sufriese la soltó para que volara por los aires y fuese libre, tanto como él y le prometió seguir cuidándola, pero como no podía distinguirla las alimentaba a todas. Así pasó su día hasta que vio a un joven de su edad al que ella llamó Felix... Eli no dejaba de mirarlo, y de un momento a otro comenzó a correr al llegar a su casa, abrió la puerta para hablar con Matarratitas:
-Lo vi, a Felix, era un tipo normal, era un día normal, pero, te prometo Matarratitas, que no pude imaginarme ninguna historia-, dijo con angustia a Matarratitas. No podía parar de pensar que su don se había perdido, hasta que miró por la ventana  e invento una nueva historia.



CARLOS

Carlos era un tipo no muy normal, dormía poco, más porque no le gustaba que por nada, odiaba quedarse quieto y moverse mucho, odiaba que no le avisaran nada y que le hablaran mucho. Tenía un sólo amigo que conservaba de su infancia, Teodoro, al que le decían el "Caco" de costumbre. Pero esto es sobre Carlos, y Carlos no era tan mal tipo como lo describí, como toda persona (aunque enojón) tiene cosas buenas, como que era completamente amable, y, a veces estúpidamente, honesto. Además era un buen amigo con el Caco, aunque lo único que hacían era jugar play station 2 y juntar moneda tras moneda para comprarse una play 4. Carlos también era un  soñador y siempre inventaba historias de la gente que veía en la calle, pero lo consideraba normal, además no lo hacía por hobby, sino las ideas venían solas a su mente. Trataba que siempre sus historias terminaran bien pero  no siempre le era posible, además cada una de las historias que le había dicho al Caco de gente de la que el Caco sabía, era real. 
Ese lunes se le ocurrió ir caminando a la casa del Caco, pensando en que al fin podrá ganarle e ese juego que le quitaba el sueño, cuando miró a una banca y vio a Don Guillermo, el tio del Caco, el primero que tuvo una historia que salió a la luz entremedio de conversaciones random cuando iban a comprar pan con el Caco:
-Siempre que veo a ese hombre me da con que está ahí para hacer tiempo, seguramente en la noche su esposa cierra la puerta y no lo deja entrar hasta la mañana, eso les debe pasar a los, ahmm.... Guillermos, el será Don Guillermo-, dijo entre risas mientras con seriedad el Caco le decía que era su tio, que se llamaba Guillermo  y que eso no pasaba, hasta que  un mes después  Doña Marta ( la esposa de Don Guillermo) haya confirmado en una pelea matrimonial que ellos escucharon de casualidad.
 Ahora lo ve ahí, alimentando palomas, hasta que la mujer le abra la puerta, en eso cruza una vista con una chica de su edad, y sigue su camino. Al llegar donde el Caco y ganarle en el juego le confiesa:
- Sabí qué? Hoy vi a una niña y lo primero que se me vino a la cabeza fue que ella inventaba historias como yo, pero todas con finales felices. Que pena que su historia acabe mal, pobre Eli-, a lo que el Caco respondió:
- No te preocupí, siempre todo acaba mal para la gente que cree en puros finales felices-, dijo, y siguieron jugando.







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