jueves, 7 de enero de 2016

La verdad

Desde niño Carlos tenía problemas con su seguridad. Una de las primeras cosas que supo era que la gente mentía, y eso le hacía perder la cabeza. A los 8 años le prometió a su peluche favorito que jamás iba a mentir. De niño y adolescente no fue problema, es más sus padres le adoraban por eso, pero al crecer y convertirse en un adulto todo se puso difícil, y así descubrió que en el mundo real nadie quiere saber la verdad ni le importa, sin embargo, el siguió con su promesa y así, no mintiendo y logrando apenas una reciprocidad de su conducta, Carlos fue uno de los adultos más infelices del planeta.