lunes, 8 de octubre de 2012

Tan sólo eso

Dejé mi zapato tirado ahí, en medio de una pieza que tenía un porte considerable para él. Estaba cansada tan cansada que me tiré en la cama mirando fijamente al zapato sin pensar y di un pestañeo ligero.
 En cuanto abrí los ojos vi que el zapato me saludó. Del susto grité y tiré al zapato por los cielos, me acosté y dormí. Al otro día desperté preguntándome porqué mi zapato estaba tan lejos. Cuando lo recordé, pesqué otro zapato y me lo puse, jurando no volver a mencionar ni recordar lo sucedido, que fue un sueño, pero cuando viajaba sola en la micro mirando el paisaje irse, pensé en todas las conversaciones que pude tener con ese zapato, en lo mágica que se hubiese vuelto mi vida, y en que nunca más me pondré ese zapato.